lunes, 4 de julio de 2011

Revisando la catequesis

En nuestros días, podemos definir a la catequesis como aquella enseñanza realizada por gente de buena voluntad, para que los niños y las niñas aprendan un montón de cosas, que luego, cuando son mayores, ya no van a creer.

Hay un catequista mexicano que dice que en nuestras catequesis tenemos que dejar de dar respuestas que nadie entiende a preguntas que nadie se hace. En muchas ocasiones nos pasa eso y este es el motivo por el que buscamos nuevas fórmulas para el buen funcionamiento de la catequesis, porque la catequesis tradicional, nos hemos dado cuenta que es insuficiente dadas las condiciones del mundo de hoy.
Hoy día la situación de la catequesis no está en su mejor momento y considero que esto se debe al fracaso relativo de la iniciación cristiana, esa iniciación que comienza con el bautismo y va pasando por sacramentos y que, ordinariamente se quiere coronar con la confirmación, que de proceso de iniciación se ha convertido en proceso de conclusión para muchos. En este sentido hay mucha gente que toma la primera y última comunión y otra mucha que considera que la confirmación es el sacramento del adiós. Como decía un teólogo alemán: “la solemne celebración de la salida de la Iglesia”.
El problema que veo yo aquí de fondo es que la catequesis no ha ido evolucionando con los tiempos (principalmente la catequesis a niños). Y nos encontramos faltos de recursos ante una situación inédita con respecto a lo que hemos vivido antes.
Aunque la catequesis sea algo insuficiente en estos tiempos, creo que el problema no son los catequistas en sí. Creo que los problemas principalmente vienen de la sociedad y la cultura y de una dejadez muy importante de la familia con respecto a la evangelización de sus niños, pero sobre todo hay un desfase cultural en la difusión del Evangelio por parte de la Iglesia (de la jerarquía de la Iglesia) y esto influye mucho en la forma de adaptar la catequesis.
La Iglesia con el Concilio Vaticano II, hizo o intentó hacer una profunda renovación, pero el problema está en que muchos quieren olvidar esta renovación y esto nos lleva a un momento en el que se habla más de involución que en dar respuesta a las exigencias de un nuevo proyecto catequético o evangélico de la Iglesia de hoy. Pero el tema de la Iglesia y de la evolución de la misma lo trataré en otro momento.
Centrándome sobre todo en el tema de los niños, haré la siguiente reflexión: Hace poco he realizado un análisis sobre niños de escuelas católicas y qué visión de Dios tienen. Mi sorpresa fue grande cuando al pedirles que le dijeran algo a Dios, los niños que estaban recibiendo catequesis para la comunión repetían trozos de oraciones aprendidas de memoria, las cuales, no les dicen nada, creo que ahí se está perdiendo una verdadera experiencia con Dios. La mayoría de los niños, en los colegios religiosos, aprenden oraciones de memoria pero, yo pienso que eso no les lleva a una experiencia con Dios, con Jesús.
Sin embargo mi sobrino de cinco años me dijo que él por las noches habla con Jesús, le cuenta como le ha ido el día y que Jesús lo escucha. ¿Realmente aquí hay una experiencia de Dios?, no lo sé, pero lo que sí me parece es que se aproxima mucho más a un modo de oración que el repetir oraciones como un papagayo. Juzguen ustedes mismos.
Pienso que habría que adaptar la catequesis de los niños a una experiencia con Dios. Ya tendrán tiempo de aprender oraciones litúrgicas, pero sin experiencia, esas oraciones litúrgicas no valen de nada.
Por lo tanto trabajemos con los niños esas experiencias a través de la palabra de Dios, de canciones, etc.… y como complemento las oraciones litúrgicas y dogmáticas, creo que así la fe se verá fortalecida. No hay que olvidar que esta es mi opinión y por lo tanto puedo estar equivocado.

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